¿Qué es la luz azul?
Primero de todo decirte que, en este artículo, no hablaremos de los UVs ni tampoco de los infrarrojos. De hecho, de los efectos del sol sobre la piel ya te hablé hace un tiempo.
Hoy quiero hablarte de la luz azul y el espectro solar. Y es que la zona del espectro que nos interesa a nivel cutáneo se encuentra en la luz visible y es la que corresponde a la mayor energía: la luz violeta y azul (HEV, high energy visible light, 400-450 nanómetros).
Según la Academia Americana de Oftalmología, la exposición natural a la luz azul del sol durante el día tiene un efecto positivo, con medida, sobre nuestro estado de ánimo. También la luz azul ayuda a mejorar nuestra memoria.
Pero cuando nos encontramos con un exceso de radiaciones azules, los estudios publicados coinciden en que pueden generar problemas de hiperpigmentación cutánea, con prevalencia en pieles morenas o en pieles con hiperpigmentación previa.
La mayor parte de nuestra exposición a esta radiación o luz azul es recibida por el sol, pero también es emitida por dispositivos electrónicos como teléfonos, tabletas y televisores, así como por las bombillas fluorescentes y LED. La radiación emitida por leer un libro electrónico también alteraría el estado de la piel, además de alterar el ritmo circadiano del cuerpo cuando se usan por la noche, lo que dificultaría un sueño reparador.
Al sumar todas las horas que pasamos frente a una pantalla y bajo el sol, se puede observar que nuestra piel está expuesta a diario a una gran cantidad de luz azul, tanto natural como artificial, y que puede afectar negativamente el aspecto de nuestra piel y acelerar el proceso de envejecimiento.
¿Cómo nuestra piel detecta la radiación azul?
La percepción de la luz en la piel ocurre activando células sensibles a la luz, la melanina, a través de fotorreceptores (o fotosensores) llamados opsinas.
Estas opsinas actúan como un sistema sensorial que se activa en contacto con la luz e inicia una cascada de reacciones bioquímicas en la piel, como la melanogénesis, un método utilizado por la piel para aumentar su estado de alerta e iniciar su protección.
Pero la problemática ocurre cuando la piel está sometida a una sobreexposición de luz azul, porque induciría a una agregación de las opsinas en las células, lo que conduciría al daño celular y al retraso en la recuperación del estado de la barrera de la piel.
¿Cuáles son los daños cutáneos de la luz azul?
Al igual que los rayos UVs, la luz azul induce un estrés oxidativo, lo que desencadena en la formación de radicales libres que atacan a las células del cuerpo. Esto puede, de manera resumida:
- Acelerar el proceso de envejecimiento al dañar las células de colágeno: aparición de arrugas prematuras (fotoenvejecimiento) y sequedad.
- Aumentar la pigmentación de la piel: aparición de manchas e hiperpigmentación cutáneas. Sería el principal daño provocado por las ondas azules.
- Alterar la función de barrera de la piel, retrasando su recuperación: piel rugosa, sin luminosidad e inflamación.
- Disminuir la cantidad de carotenoides en la dermis y dañar al ADN mitocondrial.
¿Más daños en la piel? El llamado Envejecimiento 3C
En los últimos años, el aumento del número de personas que viven en las grandes ciudades, junto con el creciente uso de dispositivos electrónicos en nuestra vida cotidiana, se ha asociado con el concepto de “envejecimiento 3C”, que se refiere al envejecimiento causado por:
√ Las ciudades (Contaminación ambiental
√ Los ordenadores (Contaminación digital)
√ Las Comunicaciones (radiación inalámbrica)
Son, ni más ni menos, factores que incrementan el fotoenvejecimiento.
¿Debo proteger mi piel de la luz azul de origen digital?
Aún tenemos pocos estudios realizados sobre las consecuencias de la radiación digital sobre la piel y tendremos que esperar varios años más para obtener conclusiones.
Lo cierto es que la luz azul emitida por el sol tiene una intensidad de 100 a 1000 veces más alta en comparación a la luz azul emitida por las pantallas. Por lo que es difícil al día de hoy asociar los efectos negativos de la luz azul solar a la luz azul artificial.
Pero lo que sí que es cierto es que, de igual forma que la protección contra los rayos UV o los contaminantes del aire es esencial, la protección contra la contaminación de la luz azul puede ayudar a minimizar la aparición del envejecimiento digital de la piel.
Así que, como todo suma, podemos tomar algunas medidas para proteger nuestra piel de la radiación azul digital (y si no lo hacemos para nuestra piel, lo hacemos para nuestros ojos).
√ Reduciendo el tiempo pasado frente a la pantalla, haciendo pausas regulares para descansar los ojos y limitar la exposición. Intenta hacer descansos de cinco minutos cada media hora.
√ Invirtiendo en filtros de pantalla de luz azul para tu teléfono u ordenador.
√ Activando la opción «modo nocturno» del ordenador y otros dispositivos para reducir la cantidad de emisión de luz azul y brillo.
√ Teniendo una alimentación rica en antioxidantes. Nos ayudará a fortalecer la piel desde el interior.
¿Cómo protegernos de la luz azul visible?
A nivel cosmético, los laboratorios investigan y trabajan sobre la manera de preparar la piel a la exposición de rayos azules, tanto la solar como la digital.
Los activos cosméticos propuestos se centran en:
√ Regular la hiperpigmentación: activos antimanchas.
√ Reforzar el sistema de defensa: mejorando el estado de la microbiota cutánea.
√ Potenciar la reparación celular y restaurar la barrera cutánea utilizando activos antiinflamatorios, protectores y lipídicos. Los lípidos contribuyen a mejorar la integridad del estrato córneo y a su función barrera.
√ Prevenir los daños inducidos por la contaminación urbana y la luz azul usando activos antioxidantes.
¿Qué podemos retener?
De forma resumida, yo diría que las radiaciones azules provocan un envejecimiento prematuro de la piel, pero que, según los estudios que he podido leer, procederían más del sol, que de una pantalla o una bombilla. ¡Ojo: hablamos de daños cutáneos y no del daño ocular!
Según un reciente estudio realizado por Beiersdorf, confirma que sus efectos son insignificantes comparados con los de la luz azul natural del sol, que se considera un «verdadero peligro», ya que acelera el envejecimiento de la piel y aumenta la hiperpigmentación.
Algunos expertos del sector comentan también que la búsqueda de pruebas será probablemente larga y compleja. Porque «como la luz ultravioleta no está muy lejos de la luz azul en el espectro de longitudes de onda, no es necesariamente obvio diferenciar sus respectivos efectos sobre la piel”, señala la Sra. Grillon, del CNRS. Por no hablar de otros factores oxidantes para la piel como la contaminación, el estrés o el tabaco.
Por este motivo, esta información es todavía incierta y utilizo el tiempo condicional como tiempo verbal.
¡Próximo episodio en 2030!